Primera revolución. Era 1983, quizás 1984. Estaba de veraneo y unos amigos me invitaron a su casa a probar su nuevo ordenador. Un flamante
Sinclair ZX Spectrum. Allí empezó para mí la revolución de una informática que lo cambió todo. Luego, en 1992, ya en la Universidad, la segunda. Me conecté por primera vez a internet. Más cambios alucinantes. Y a finales de 2007, un amigo que viajó a EEUU
me trajo el iPhone que le había pedido. Tercera revolución.
He tenido la suerte de vivir todos esos cambios —y acabar hablando de ellos—, y asisto ahora atónito al fenómeno de la inteligencia artificial generativa. Desde que
ChatGPT llegara a nuestras vidas en noviembre de 2022, el impacto de esta tecnología ha sido espectacular, y en los últimos doce meses
hemos vivido una vorágine de acontecimientos espectaculares.
Tanto es así, que como sucedió en esas tres primeras revoluciones, no entendemos aún su alcance e impacto. No muchos comprendieron qué acabaría significando el PC, o internet, o el smartphone. Probablemente
ni sus creadores lo tenían del todo claro. Y sin embargo cambiaron las cosas.
No siempre para bien, cierto, pero hoy vivimos en un mundo transformado (a mejor, en términos globales) por esas disrupciones.
¿Es esta la próxima revolución? ¿
Lo será la AGI? Es demasiado pronto para saberlo, pero una cosa es cierta: si ha habido una palabra del año, esa ha sido, sin lugar a dudas, IA.
Qué doce meses, señores. Y los que
nos quedan.